Hoy
es el último día del 2013. Tan solo faltan unas horas para empezar con un nuevo
año y es posible que incluso cuando leas esto ya estemos en el 2014.
Dicen
que es momento de hacer balance, yo prefiero hacerlo día a día y así no se me
amontona la faena, ni me dejo nada olvidado, así que esta noche, antes de
tomarme las uvas, haré balance de hoy.
Todos
somos conscientes, eso espero, de que mañana no nos levantaremos más guapos,
atractivos, con mejor humor, mejores padres o hijos, etc…
Realmente
no habrá ningún cambio significativo en la mayoría de las personas. Solo
celebramos que la Tierra ha completado un giro más alrededor del Sol, y desde
esa perspectiva puede sonar hasta “primitivo”.
No
obstante, es un momento casi mágico, pues ponemos todas nuestras esperanzas en
que el 2014 sea mucho mejor que el 2013, independientemente de cómo nos haya
ido.
Independientemente
de lo que hagamos para que sea mejor, el 2014 debe ser mejor, diferente,
nuestro año.
Escribí
hace tiempo sobre los rituales y la importancia de estos en nuestra vida, como
nos ayudan a superar el día a día. Como por realizar una serie de actos
pensamos que estamos condicionando o modificando los acontecimientos futuros, y
como decía en aquella ocasión, no se ha demostrado que exista una correlación
entre ambos.
Así
que, además de las uvas, la ropa interior roja, los deseos y cuantos rituales
queramos realizar esta noche, nos queda lo más importante por hacer para que el
2014 sea mejor para todos.
Nosotros
somos el cambio en el 2014.
Las cosas
no cambian solas por el devenir de nuevos años, y generalmente, esperar que
alguien venga a cambiar algo que tu quieres que cambie, tampoco es la mejor
actitud.
Nosotros
somos los que vamos a hacer que el 2014 sea diferente, que nuestros sueños e
ilusiones se cumplan, trabajando duro, poniéndonos metas que cumplir, y sin
esperar que nadie lo haga por nosotros.
Es
un trabajo duro, salir del círculo de confort, adentrarse en lo “desconocido”,
cambiar las cómodas y conocidas rutinas donde estamos instalados, no es nada
fácil. Nadie dijo que lo fuera, hay que ser valiente, muy valiente.
Pero
si me pidieras el balance del 2013 ahora mismo, lo tengo muy fácil. Positivo,
muy positivo.
No
he tenido grandes éxitos profesionales, ni he ganado premios, ni me he vuelto
famoso, en ese sentido mi vida ha sido bastante plana.
Pero
he conocido a grandes personas que se toman lo de forjar su destino muy en
serio. Que luchan por sus objetivos, pelean por sus planes, son incansables, inagotables
fuentes de inspiración, señales luminosas en mitad de la oscuridad que te
anuncian que trazarse una meta y conseguirla es posible.
Y
sobre todo disfrutar el camino hasta alcanzarla. Una vez alcanzada, otra.
Así
que si, este va a ser nuestro año, el año que usemos el pasado como trampolín
el lugar de sofá, donde todos seamos un poco más valientes, lo justo para
alcanzar nuestras metas, incluso para acompañar a otros que también las
persiguen.
Ponte en marcha, toma las riendas de tu destino, no dejes que otros lo hagan por ti,
no te llevarán donde tu esperas, rodeate de personas con inquietudes similares,
la de forjar su destino con trabajo duro y talento, y da mucho más de lo que
esperas recibir.
Sobre
todo, que este plan no sea el del 2014, si no el del resto de tu vida, y que
este año solo sea en el que comenzaste ese camino.
Feliz
2014, de todo corazón, especialmente a todos los que me han acompañado este
2013, no importa a través de qué canal, físico, on line, porque su apoyo y aliento me
ha llegado igualmente.
Abrazos
a tod@s!